De narices y cafés.

Nos conocimos hace algunos años en un baresito donde venden cerveza, sólo cerveza. Me pediste mi número de teléfono y yo te lo di... te lo di por inercia la verdad, pues nunca me imaginé que me llamarías al día siguiente y que "agarrarías tan bien la onda" de lo que son mis gustos. Yo soy amante del café, lo pongo nervioso.

Sí, fuimos a tomar café a ese concurrido restaurant que después se volvería tu segundo hogar (digo TU segundo hogar porque mi casa ya era) ya ves que soy bien predecible o quizá muy original. Y platicamos... platicamos de cosas buenas y de cosas malas pero sin meter nuestras narices en donde aun no nos correspondía. Después te fuiste a trabajar y al día siguiente nos vimos de nuevo.

Íbamos en la misma escuela, te acuerdas? Cuando ya nos teníamos más confianza yo te compraba un café por la mañana para que no te durmieras. A veces faltábamos a clases y nos íbamos a tomar más café... y si no teniamos $ para comprar café, tomabamos un frutsi y comíamos chitos afuera de Plaza del Ángel.

Yo te vi llorar... y con sentimiento, no chingaderas. Quizá te diste cuenta de que no soy muy buena para consolar a las personas que lloran, pero tomé tu mano y me aventé un chistorete re baboso y tú te reíste... y dejaste de llorar.

Tú me enseñaste que la vida hay que vivirla luchando y con tenis, jeje. Que puedo estar triste un rato y que tú te pondrás triste conmigo. Tú me escuchas con atención, con interés, porque bien tambiéen has de saber de lo mucho que hablo.

Y tú y tú y tú.
Y yo y yo y yo.

Tú y yo. ♥

Hoy ya eres parte de la familia y yo te enseño a cocinar. Hoy es tan bonito como ayer y puedo asegurar que mañana será aun mejor.

"Puedes escoger a tus amigos y puedes urgar en tu nariz, pero no puedes urgar en la nariz de tus amigos"

Nah! Tú si puedes urgar en la mía, por eso y más, te quiero.