Afortunadamente, el desorden que tenía con mis horarios para dormir se están acomodando. La neta ese pinche insomnio no estaba nada padre. Así que aquí agradezco abiertamente al Chino (no sé si algún día lo leerás, Trompudo) pero de no ser por las dos desveladas continuas y las largas caminatas, seguiría yéndome a la cama tardísimo (o tempranísimo), jajaja. Muchas ténquius!
Para los que no saben (porque la verdad no recuerdo haberlo escrito) mi graduación se aproxima, de hecho, ya es el sábado. Se veía taaaaaaaan lejano este día, que realmente no recuerdo en qué momento sucedió que ya estaba a la vuelta de la esquina. Chale, hasta la nostalgia llega y aun siento como si hubiera sido ayer que entré a la Universidad... los años pasan volando! Un pañuelito desechable por favor! Jaja.
Hace rato conversaba con el Chino, charlábamos sobre banalidades de la vida, particularmente, sobre la ropa. La verdad, nunca ha sido mi hit vestir formal. No sé, siento que "no soy yo" (sí, sí... como dijera un compa "soy parte del montón que no quiere ser parte del montón"). Nooomás no me late eso del pantaloncito negro y el taconcito y así. La cosa es que el vestir "bien" da cierto estatus. ¿Apoco no? Cuando vemos a alguien bien fashion y bien vestidito, sí nos hacemos una idea de que la persona es gente importante.
... Después volteé y le dije al Chino: "Te imagino en 20 años con un bonito traje azul y en una oficina con una linda vista a la ciudad.... te veré y gritaré... Chingado, Corazón ¿qué te pasó?". Después caímos como en un momento reflexivo y de depresión, jajaja. Creo que ambos sentimos que ese momento de ser formal, esa sed de éxito, llegará eventualmente y que quizá perderemos esa pequeña esencia que nos hace ser "diferentes". ¿Qué pendejo, no? Cuestión de imagen... cuestión de puntos de vista.
Tan bonitos que se te ven tus converse. Tan bonitas que se me ven mis chanclas.