Ahí está un pequeño collaSHSHSHSH de mi visita a Puerto Vallarta y Nuevo Vallarta. La neta la pasé muy bien: me embriagué, me pasIé, me revolcó una ola de una manera hermosa, me tatemé y ahora soy un lindo jitomate feliz que vaga por las calles de guanatos. De hecho, el otro día me preguntaron que si era maestra de natación (?) me vieron toda "bronceada" y dijeron "a webo, es maestra de natación", pero no gente, sólo soy una persona tatemada y encremada, sólo fui una turista con aires de gringa en Pto. Vallarta. Qué bonito, no?
Después de todo ésto y de que mi piel está roja y adolorida y que me pongo sopes y sopes de crema sobre los sopes y sopes de crema, llegué a la conclusión de que lo mío, lo mío no es el área del bronceado, no, me doy por vencida, nunca tendré un dorado brillante-brillante, siempre seré un tomate, por más que luche, seré un tomate. Así que seguiré yendo a la playa, pero usaré bloqueador en proporciones industriales y me sentaré bajo una sombrilla y en dado caso de que se me ocurra meterme al mar a que una ola me de en la madre y haga ver a todos esos años en clases de natación como INÚTILES, saldré y como la persona de piel sensible que soy, me untaré de nuevo sopes y sopes de bloqueador blanco-blanco, espeso-espeso y grasoso-grasoso.
He dicho.
He dicho.